Cataluña-España: ¡es la soberanía! (¿estúpidos?)

...el presidente del Gobierno ya advierte cuál será la línea roja: “Lo que es inreformable es lo que dice la Constitución en sus artículos 1 y 2. La soberanía nacional es del conjunto del pueblo español” y por lo tanto “son los españoles los que deciden sobre todos los temas que afectan a los españoles”. 

Archivo:Crisol-fidelidad-cataluña-defender-su-libertad-1713 001.jpgNo a la reforma de la Constitución, no al derecho a decidir, y su oposición frontal a la independencia: “Los españoles debemos seguir viviendo juntos como hicimos toda la vida”...

10-XI-13, C. del Riego, lavanguardia

Los negociadores experimentados juzgan “imprescindible tener claro desde el comienzo qué cosas no son negociables, para no alimentar falsas expectativas y aspirar a resultados realistas”...

“Hasta ahora –subraya– el consenso se fundamentaba en palabras anfibológicas (‘Generalitat no equivale a una generalidad’) y dinero. Hoy falta dinero y se pide concreción, una combinación nefasta”...

“Las reivindicaciones de la sociedad catalana –señala– tienen que ver con su demanda de expresar democráticamente sus preferencias sobre si quiere o no que Catalunya permanezca en España, y eso no parece encajar bien con un proceso que sea resuelto exclusivamente a través de negociaciones entre élites”...

Ucelay, historiador de referencia, lo resume en otros términos: la “publicidad dada” al enfrentamiento, “el peso de lo apostado y las reglas mismas del desafío no permiten un arreglo previo. Se ha puesto demasiado sobre la mesa”. A su juicio, un acuerdo entre bastidores “constituiría una trampa burda para los respectivos seguidores”...

Y la magnitud del desafío supone que ha llegado “la hora de los estadistas y de que los partidos y el conjunto de la sociedad superen un statu quo que presenta indudables déficits democráticos”.

En cualquier caso, y tal como recuerdan los expertos en procesos de negociación: que nadie olvide que un resultado desequilibrado e insatisfactorio, fruto de una correlación que permita ventajas demasiado favorables a una de las partes, deja abierta la puerta a que el problema regrese con mayor virulencia en muy poco tiempo. O dicho en otras palabras: cuando se da un portazo al futuro, éste acaba entrando finalmente por la ventana en medio del previsible estropicio...

10-XI-13, C. Castro, lavanguardia