infame ignominia de la -campeona del mundo- selección española de fútbol en Obianglandia

España disputará mañana un amistoso bochornoso para su historial. La campeona del mundo de fútbol se enfrentará a la Guinea Ecuatorial del dictador Teodoro Obiang. Arrecian las críticas tanto internas como desde el extranjero contra la Federación Española por haber decidido ir a jugar este partido. Los futbolistas no son responsables de tal despropósito y se han ido desmarcando del asunto, sin querer entrar en polémicas. Mucho más discutible es la posición del presidente federativo, Ángel María Villar, que se ha negado en redondo a comentar la cuestión. Eso sí, desde el organismo que preside se ha filtrado que hubo una consulta previa con el Consejo Superior de Deportes, que no impidió el viaje, y que la Federación no percibe cantidad alguna por ir a Guinea Ecuatorial. Esto último se antoja difícil de creer, puesto que estos amistosos que no tienen ningún interés competitivo se organizan con afán recaudador. Esta vez se les ha ido el asunto de las manos.

("la roja" juega) el próximo sábado día 16 contra Guinea Ecuatorial, la excolonia española conocida por los observadores internacionales por ser uno de los regímenes más corruptos del mundo, la dictadura de Teodoro Obiang...

Será la primera vez que España, y un campeón del mundo, visite dicho país, un partido, comentan en la federación, por el que España no cobrará un céntimo, una visita altruista con el único objetivo de apoyar a un fútbol modesto...

En la rueda de prensa del jueves donde Vicente del Bosque dio a conocer la convocatoria para la gira africana una de las preguntas fue si el cuerpo técnico tenía algo que decir ante la idea de tener que jugar en un país denunciado por su falta de respeto a los derechos humanos. La respuesta fue: “Esa es una pregunta para otra ventanilla. Lo nuestro es la parcela deportiva”...

      El fútbol moviliza a millones de personas y en Guinea Ecuatorial paraliza, literalmente, el país. En cuanto a fútbol, los ecuatoguineanos lo tienen claro: Barça o Real Madrid. Menos cuando se trata de la Nzalang Nacional, donde todos tienen el corazón a una. Nzalang significa rayo en lengua fang, la propia de la etnia mayoritaria.

El deporte rey es una de las pocas actividades de las que puede disfrutar toda la sociedad guineana. Un 80% de su población, unos 800.000 habitantes aproximadamente, vive en estado de pobreza, según las Naciones Unidas, a pesar de ser uno de los cuatro países más ricos del mundo gracias a la exportación de petróleo que ha convertido a la excolonia española, con 28.000 kilómetros cuadrados de extensión, en el tercer productor de crudo de África.

Durante los últimos 15 años, el PIB del país ha crecido de manera exponencial, casi infinita, pero la riqueza del país está controlada desde hace 34 años por Teodoro Obiang Nguema Mbasogo y su familia. Obiang es el líder africano con más años en el poder y se estima que amasa una fortuna de más de 450 millones de euros, según la revista Forbes.

Obiang tiene cinco esposas oficiales y más de 40 hijos legítimos. Todos ellos tienen su trocito de pastel, aunque la disputa del poder se centra en los primogénitos de las dos primeras damas. Ambos tienen cargos políticos importantes y controlan parte de la riqueza generada por los hidrocarburos.

Gabriel Obiang Mangue es el hijo de la segunda dama, ministro de Energía, Industria y Minas y el delfín más querido por el pueblo, conocido internacionalmente por su ostentoso ritmo de vida y perseguido por la justicia en Francia y Estados Unidos. Teodoro Nguema Obiang Mangue, Teo

dorín, ocupa el puesto de vicepresidente segundo de la república y es el responsable de la defensa y la seguridad del país. Es él quien ha anunciado, por vía de la Federación Ecuatoguineana de Fútbol (Feguifut), que el Gobierno ha ofrecido un incentivo de cinco millones de euros a la Nzalang si gana a España en el partido amistoso del próximo sábado y ha prometido a los jugadores 50.000 euros por gol anotado. No se ha especificado de dónde provendrá el dinero.

El Gobierno de Obiang financia eventos internacionales para mejorar la imagen del país en este terreno. Organizó la Copa de África el año pasado, cuando se levantó el nuevo estadio en Malabo, donde la roja jugará este fin de semana. Se construyó también una piscina, un par de pistas de tenis y un pequeño hotel donde las selecciones masculina y femenina se concentran antes de sus partidos.

Existe una ruta para las visitas internacionales diseñada por el Gobierno: llegada al aeropuerto de Malabo. Seguidamente, recorrido por la carretera que lleva al hotel en Sipopo. La carretera está asfaltada, bien iluminada, rodeada de edificios nuevos, la mayoría de ellos ministerios y sedes de empresas importantes como GEProyectos, que ofrece concesiones en el país, o GEPetrol, que gestiona la extracción del crudo. Durante el trayecto se aprecian algunos carteles enormes con la imagen de Obiang. A los cinco minutos, se puede ver el palacio de congresos, nuevo, impecable, diseñado por arquitectos alemanes. También se encuentran las 50 villas, de un millón de euros cada una, que se construyeron para cada uno de los líderes del continente durante la Unión Africana, actualmente vacías. Llegada al mejor hotel del país. Vistas al mar, playa artificial... Incluso se puede avistar el monte Camerún.

Poco que ver con el Malabo de verdad, el que no tiene ni agua, ni luz en muchas de sus barrios. El de la población que vive en chabolas metálicas, lava a sus bebés en cubos, cuyos taxis se caen a trozos y donde carreteras y calles están sin asfaltar.

 

La página web oficial del Gobierno de la República de Guinea Ecuatorial bautizó hace días el partido de esta noche en el nuevo estadio de Malabo: “operación David y Goliat”. Parece lógico. España, el campeón del mundo, número uno en el ranking de la FIFA, se enfrenta a Guinea Ecuatorial, el número 119, justo por detrás de Kenia y por delante de San Vicente y las Granadinas.

Sin embargo, un análisis detallado de las dos formaciones arroja más dudas en cuanto a la procedencia de los jugadores. En la roja justo el único jugador no nacido en España, Diego Costa, (Lagarto, Brasil) es uno de los dos que se ha caído de la lista por lesión; el otro es Cesc. En Guinea Ecuatorial, en cambio, sólo hay tres jugadores nacidos en el país: Felipe Ovono y Diosdado Mbele, ambos sin equipo, y el juvenil Valeriano Nchama, enrolado en el fútbol base del Inter. Del resto, doce han nacido en España, y entre ellos hay futbolistas tan reconocidos en la Liga como Rodolfo Bodipo, capitán de la nzalang, el rayo, que hoy recibirá un homenaje y que ha pasado, entre otros clubs, por el Recreativo, Racing de Santander, Alavés, Elche o Xerez; o Emilio Nsue, actualmente en el Mallorca en Segunda y que también jugó en el Castellón y la Real Sociedad. También figuran otros españoles de menor recorrido: Javier Balboa, aquel canterano del Madrid, nacido y criado en Móstoles como Casillas, que salvó al Madrid en la Copa del 2007 ante el Alicante y que ahora juega en Estoril; o Juvenal, nacido en Sabadell, donde jugó cinco temporadas en la Nova Creu Alta y ahora milita en el Cornellà; o Belima, otro extremo izquierdo producto de La Fábrica, criado en Torrevieja y aún en el Castilla.

Un caso particular es el de Igor Engonga, sobrino del Vicente Engonga que jugó en la roja y que a sus 18 años fue reclutado hace dos días desde Torrelavega (juega en la Gimnástica) para volar a Malabo en el avión de la roja. También hay hijos de ecuatoguineanos que, nacidos en España, han acabado jugando en la periferia del fútbol: Evuy, nacido en Madrid y ahora en el Tallinna Kalev (Estonia), o Sipo, natural de Alicante que juega en el Pandurii rumano, o Randy, un canario que ha acabado en el Fokikos griego.

Junto a todos ellos actuará una auténtica legión extranjera. Inspirada su política deportiva en Qatar, otro país que nada en petrodólares, Guinea inició en los últimos años una política de nacionalizaciones con vistas a lograr un buen resultado en la pasada Copa de África, que coorganizó el año pasado con Gabón y en la que obtuvo un resultado aceptable: fue eliminada en cuartos por Costa de Marfil (3-1), una potencia regional, con dos goles de Didier Drogba y uno de Touré Yaya. Desde aquel torneo en el equipo que dirige Andoni Goikoetxea –también Quique Setién y Engonga fueron seleccionadores– hay todo tipo de mercenarios: brasileños (Danilo, Jonatas), colombianos (Bejarano, Bermúdez, Rivas) y cameruneses, país con el que hace frontera por el norte (Ekanga, Ellong y Fidjeu). Son las dos caras de un rayo muy familiar.

13/15/16-XI-13, lavanguardia