la Ucrania europea se bate en la calle por poder serlo

Yanukóvich y Putin se aliaron y ganaron la batalla por Ucrania el año pasado, cuando el primero se negó de repente a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea a finales de noviembre y, a las semanas, el segundo le dio un crédito para rescatar a la maltrecha economía ucraniana. Pero la contienda no ha terminado. Ayer la oposición al presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich, que se niega a aceptar el giro hacia Rusia, desafió las nuevas leyes que ha aprobado el Parlamento para contener las protestas. Decenas de miles de personas volvieron a concentrarse en la plaza de la Independencia de Kíev.

La plaza central de la capital ucraniana, conocida simplemente como Maidán, se vistió ayer de desafío. Para que quedase claro, hasta los líderes de los partidos de la oposición subieron a la tribuna de oradores tocados con un casco de obra, algo expresamente prohibido por la nueva legislación.

   El día 15 de enero un tribunal de justicia prohibió las protestas multitudinarias de forma temporal hasta el próximo 8 de marzo. El boxeador y líder del partido opositor UDAR Vitali Klichkó dijo que la decisión permite "actos represivos contra manifestantes pacíficos". Un día después, la Rada Suprema (el Parlamento unicameral ucraniano) aprobó en una rápida sesión una serie de leyes que, entre otras cosas, prohíben la instalación sin permiso de tiendas de campaña, de escenarios o el uso de altavoces en los lugares públicos. Aumentan, además, las penas de cárcel por participar en "desórdenes públicos", por ir enmascarado o por llevar cascos como protección. También prohíbe la distribución de libelos y de información "extremista" sobre los líderes del país.

Las leyes también permiten al Gobierno prohibir el uso de internet. Y le concede la potestad de clasificar a determinadas organizaciones como "agentes extranjeros" si reciben financiación de fuera del país.

Esta medida ha servido a la oposición para criticar el giro hacia Rusia de las autoridades ucranianas. Después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, tomara posesión de su tercer mandato en mayo del 2012, la Duma rusa aprobó una ley muy criticada por los grupos de derechos humanos rusos porque les obligaba a registrarse con ese mismo calificativo si sus recursos económicos proceden del exterior. En las repúblicas exsoviéticas, esta denominación tiene connotaciones negativas, pues se aplicaba en la URSS para referirse a los espías.

De momento, las medidas aprobadas gracias a la mayoría del Partido de las Regiones de Yanukóvich no han disuadido a la oposición de continuar con sus protestas. Al contrario, parecen haber servido para dar más impulso a las manifestaciones.

Arseni Yatseniuk, del partido Batkivshina (Patria), y el nacionalista Oleg Tiagnibok, que dirige Svoboda (Libertad), optaron por cascos de obra. Muchos manifestantes fueron más originales. Entre las decenas de miles de personas que colapsaban ayer la plaza de la Independencia de Kíev se podían ver viejos y arrugados cascos militares, cacerolas y hasta coladores.

Las nuevas leyes han recibido la crítica de Estados Unidos y de la Unión Europea, por ahora los perdedores en esta batalla global en el antiguo espacio soviético, y las han calificado de antidemocráticas. La oposición, que pretende recoger firmas contra la decisión de la Rada, acusó al Gobierno de dar con esta legislación un golpe de Estado.

Las protestas contra el Gobierno comenzaron a finales de noviembre, cuando Yanukóvich canceló la firma del acuerdo con la UE. Desde entonces, los manifestantes han pedido su dimisión, la del Gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas. Las presidenciales tienen que celebrarse en el 2015.

El Gobierno ucraniano justificó su decisión por la mala situación económica del país, con la que a Ucrania le habría resultado imposible hacer frente a la pérdida del mercado ruso si firmaba el acuerdo con Bruselas.

Las protestas de ayer, que comenzaron pacíficamente, degeneraron en violencia cuando cientos de manifestantes radicales intentaron romper el cordón policial y organizar una marcha hacia la Rada. Los manifestantes intentaron volcar un autobús de la policía, a pesar de los llamamientos de Vitali Klichkó para que se mantuviera la calma. El boxeador y líder de UDAR se acercó al lugar de los enfrentamientos para intentar tranquilizar a los manifestantes. Pero le rociaron con un extintor de incendios.

El Ministerio del Interior ucraniano, que concluida la protesta abrió una investigación, indicó ayer que los manifestantes querían "ocupar físicamente el Parlamento".

Según un comunicado de la policía, los agentes antidisturbios intentaron detener la marcha junto al estadio del Dínamo de Kíev. Entonces los manifestantes, con cascos y máscaras, "intentaron provocar a los agentes de orden, lanzándoles bombas de humo, bengalas, palos de madera, piedras y otros objetos". Hubo 20 policías heridos.

La oposición ha celebrado manifestaciones contra Yanukóvich cada domingo desde que comenzó esta ola de protestas, la mayor en Ucrania desde la revolución naranja del 2004. Pero comenzó a perder fuelle tras la firma del acuerdo entre Rusia y Ucrania el pasado 17 de diciembre, y luego con las fiestas de Año Nuevo. Rusia rebajó el precio del gas que vende a su vecino y, además, concedió un rescate a plazos de 10.800 millones de euros.

La protesta se reavivó ayer. Según los organizadores, en la plaza hubo cerca de 100.000 personas. Según otros recuentos, sólo unas 10.000.

20-I-14, G. Aragonés, lavanguardia