nos han gastado 50.000 millones en un AVE que no vuela (¿ni mú?)

Con 2.100 kilómetros en servicio y cerca de 2.500 más en proceso de ejecución, España es la segunda potencia mundial en alta velocidad ferroviaria tras la República Popular China (que supera los 10.000), posición a la que se ha encaramado en poco más de veinte años. Es una transformación sin precedentes. Pero no cabe llevarse a engaño: la magnitud de esas cifras esconde otras variables menos halagüeñas. Pese al incremento de viajeros -y, por tanto, de los ingresos de explotación-, el sostenimiento financiero de la red en relación con la inversión realizada y el uso que se hace de ella es a todas luces insostenible, valga la redundancia.

Según la memoria económica del gestor de infraestructuras Adif correspondiente al 2012, el Estado había invertido en la alta velocidad desde la inauguración de la línea Madrid-Sevilla en 1992 la friolera de 47.005 millones de euros. En el 2010 se calculaba que el Estado había invertido unos 315 euros por pasajero, a los que habría que añadir los costes de explotación. En cuanto a la ratio de pasajeros por kilómetro, las cifras también son elocuentes: 9 en la línea Madrid-Barcelona en el 2008, un 90% procedentes del avión.

Dado que el actual Gobierno, como todos los anteriores, persevera en continuar extendiendo esta red de altos vuelos por toda la geografía española, cabe preguntarse cuántos pasajeros harán falta para rentabilizar tamaño dispendio a cargo del erario público. Un estudio del RACC del 2012 calculó entre 6,5 y 8 millones de viajes la demanda mínima necesaria para que un corredor de alta velocidad sea rentable. ¿Existe ese corredor? El AVE ha sido objetivamente una de las causas de la gran burbuja que ha sufrido España. Las consecuencias son harto conocidas, pero no parece que ello mueva a una rectificación. Caro vuelo el del AVE.

14-III-14, lavanguardia