los separadores, LA fábrica de separatistas

Las redes sociales no son el mundo, pero forman parte de él. En ocasiones, muestran lo peor de los individuos, seguramente porque la sensación de impunidad en el universo 2.0 es grande y la facilidad de difamar, inmediata. Le ha ocurrido a la cantante Shakira esta semana, no por una opinión que haya podido molestar a alguien, ni por alguna desconsideración que haya disgustado a nadie. En cuatro días ha recibido más insultos que en toda su carrera por algo tan sencillo como haber grabado su primer tema en lengua catalana: la canción Boig per tu, que compuso Sau. Los motivos de ese intento de linchamiento digital es la interpretación que algunos sabios de la nadería han hecho de ese gesto como una manera de apoyar el soberanismo.

En esta vida se acaba aprendiendo que hay que protegerse de la ignorancia tanto o más que de la majadería. Así que la cantante colombiana no ha perdido mucho tiempo en lecturas inapropiadas, pero no deja de ser preocupante que alguien interprete como una agresión hablar (o cantar) en una lengua (la que sea) o que vea en el uso de un idioma una declaración ideológica.

Boig per tu es una canción de amor, que Shakira dedica a su pareja, Gerard Piqué. Ambos tienen un hijo igualmente catalán, Milan, e incluso puede aducirse que tiene toda la lógica que ella quiera rendir tributo a sus orígenes, pues, aunque nació en Barranquilla, su segundo apellido es Ripoll. Pero nadie tiene que justificarse por cantar en catalán o en suajili. La lengua es un vehículo de comunicación que permite transmitir sentimientos e ideas, nunca constituye un puñetazo al aire. La realidad es que los cuatro desdichados que han soltado su bilis se quedan pequeños ante los miles que se han bajado el tema en iTunes.

27-III-14, lavanguardia

Pero el drama no es que cuatro impresentables utilicen las redes sociales para insultar desde el anonimato a Shakira cuando ejerce su libertad artística. El drama de verdad es el silencio espeso de los demócratas, de los ilustrados y de los progresistas españoles a la hora de contrarrestar con decisión la catalanofobia. Es este silencio el que permite también que un gran artista como el mencionado Raimon, hijo de Xàtiva, sea ignorado por las autoridades autonómicas valencianas, un caso menos comentado que los tuits contra la de Barranquilla pero mucho más escandaloso y grave, porque tiene apellidos oficiales. Un silencio que sólo rompen algunas pocas y loables excepciones.

27-III-14, Francesc-Marc Álvaro, lavanguardia