el "capitalismo de amiguetes" no es capitalismo, es saqueo

El pasado lunes, tras varias semanas de intercambiar sus opiniones dispares, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y su colega de gabinete, Ana Pastor, la ministra de Fomento, pactaron la fórmula para el rescate de las autopistas. El debate entre ambos ministros no era sobre el fondo del asunto, tenían claro que se reducía a escoger la modalidad de rescate con menor coste para las arcas públicas, pues en ningún caso había alternativa sin coste para el Estado, sino sobre las modalidades de ejecutarlo.

Casi siete años después del estallido de la burbuja inmobiliaria, financiera es en realidad la expresión más precisa y realista, los contribuyentes y ciudadanos españoles siguen pagando inertes las consecuencias del despilfarro de los años locos. En este caso del delirio interesado que supuso construir las radiales de Madrid al mismo tiempo que se erigía la faraónica terminal T-4 de Barajas y se multiplicaban las vías de entrada a la capital con las nuevas líneas de un AVE que iban a poner a todos los españoles a tiro de piedra de la Puerta del Sol. Como si Madrid fuera a ser el centro del planeta y no solo de un estado centralista.

Beneficios pasados y a buen recaudo para algunos, pocos, pérdidas ciertas ahora para muchos. De entrada, unos 3.500 millones de euros de deuda pública adicional, un 0,35% del producto interior bruto (PIB), concepto que cuantifica lo que la economía produce en un año completo. Casi tres veces la desviación del objetivo de déficit público, 0,12 décimas, del 2013 reconocida el viernes que tanto le ha costado a Montoro.

Otro bloque en esa gran pirámide de deuda que el Estado construye aceleradamente, camino del vertiginoso 100% del PIB. Que se suma al 200% que acumula el resto de la economía española, empresas y familias, y que explica la enorme debilidad con que da sus primeros pasos la recuperación económica.

La digestión de esa deuda no será asunto de unos días. El ministro Luis de Guindos ha aprobado recientemente una ley para facilitar la renegociación de los créditos empresariales con los bancos acreedores con el objetivo de evitar que esas deudas acaben provocando más quiebras.

Cada día se conocen nombres de más compañías que renegocian sus compromisos financieros con los acreedores. El último caso es el de la constructora FCC, aunque no es el único. No es casual que algunos, tal vez animados por el affaire de las autopistas, postulen incluso un plan de rescate público de las grandes firmas constructoras, con cifras equivalentes a las del rescate bancario pactado con la troika.

30-III-14, M. Pérez, lavanguardia

Recuerdan cuando éramos millonarios? Perdonen el sarcasmo, porque es imposible olvidarlo: como pobres que somos y hemos sido siempre, estamos pagando con sangre, sudor y muchas lágrimas los cuentos de la lechera del pasado más reciente. La nueva carga: el rescate de las autopistas en quiebra anunciado esta semana por el Ministerio de Fomento. Traduzco: rescate quiere decir que con dinero público se asume la gestión y propiedad de unas autopistas desiertas desde que se inauguraron. Desiertas porque la riada de coches que pasarían por sus peajes eran fruto de los sueños de turboeconomía imaginados por una lechera con delirios de grandeza que gobernaba entonces el país. Por si no las sitúan en el mapa: con siglas variadas, son conocidas como Madrid Sur, Madrid Levante, Madrid Toledo, Eje Aeropuerto y Accesos Madrid. Rodean como un anillo de despropósitos de asfalto la capital española. Conozco bien la AP-41 Madrid-Toledo: estuve grabando un vídeo durante media hora andando sobre ella sin riesgo alguno de atropello mientras escuchaba el rugir del tráfico de la autovía gratuita que corre paralela a su trazado.

30-III-14, G. Serra, lavanguardia