mentiras y engaños no salvan del fracaso al prohibicionismo
Os ha llegado la droga caníbal a Barcelona? Esa que cuando te la tomas te da por morder a la gente o a ti mismo". Comentarios como este contribuyen a esparcir la leyenda urbana sobre los efectos del consumo de metilendioxipirovalerona (MDPV), una nueva sustancia estupefaciente que ha generado cierta alarma social en Baleares. "Es un mito", asegura Conchita Rodríguez, responsable de Energy Control en las islas, el proyecto de reducción de riesgos de consumo de drogas de la oenegé Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD). "No es un problema ni en las calles ni en los hospitales", añade Jordi Puiguriguer, jefe de urgencias del hospital de Son Espases, centro de referencia de Baleares ubicado en Palma de Mallorca.
"Una sustancia, por sí sola, no genera este tipo de conductas convirtiendo al consumidor en un caníbal", insiste Rodríguez, que atribuye este comportamiento a multitud de variables, que van desde el propio carácter de la persona, el entorno, la ingesta masiva de alcohol o la combinación de distintos tipos de sustancias estupefacientes. Una opinión que comparte el capitán de la Guardia Civil David Navarro, quien subraya que "puede haber algún mordisco, pero es un hecho de la propia agresividad de la persona". Se trata, en su opinión, de "una alarma social innecesaria". El Instituto Armado sólo ha podido incautar 43 gramos de esta sustancia en las islas.
Energy Control lleva un par de años recibiendo consultas sobre el MDPV por parte de un colectivo pequeño, que ha aumentado desde que se ha empezado a hablar de ella como una sustancia que, al consumirla, transforma a la persona en cuestión en algo parecido a un zombi con una necesidad irracional de morder. "Estas informaciones contribuyen a dar publicidad a prácticas potencialmente peligrosas", alertan.
"Estamos incitando al consumo de esta droga", coincide Puiguriguer, también director de la unidad de toxicología clínica de Son Espases, que recuerda que otras sustancias, como la cocaína o el éxtasis, producen, entre otros síntomas, "un estado de agitación" del individuo. "Todas las drogas estimulantes pueden inducir, en sobredosis o en personas predispuestas, episodios de agresividad o violencia", añade Rodríguez. La droga más asociada a estos comportamientos es el alcohol que puede llevar al paciente a "agredir si hay trastornos de conducta", lo que no comporta "mucha diferencia con un consumidor de MDPV", añade.
Durante todo el año Son Espases trata entre 30 y 40 comas etílicos, cifra que aumenta a 180 en julio y agosto, la mayoría británicos de entre 17 y 20 años. De más de una decena de muestras analizadas en el único hospital de Balears que posee tecnología para detectar metilendioxipirovalerona en sangre y orina sólo dos han dado positivo y de eso hace "un mes y medio". El perfil del consumidor de MDPV en Baleares es el de un turista de entre 20 y 25 años que se atreve a probar nuevas sustancias alentado por el entorno...
La leyenda de la droga caníbal nació a raíz de un incidente en Estados Unidos, en el 2012, cuando Ruby Eugene, bautizado como el Anibal Lecter de Miami devoró el 75% de la cara de un mendigo tras, supuestamente, haber fumado MDPV. La policía, que presenció la escena, le disparó en una pierna pero el hombre seguía fuera de control y los agentes acabaron quitándole la vida. La autopsia reveló que no había rastro de este estupefaciente en el organismo del atacante, pero aún así la ficción ha prevalecido frente a la realidad. Las leyendas urbanas también se han esparcido en Baleares, con agresiones cuyos autores, en realidad, no habían consumido la droga.
18-VIII-14, N. Felip, lavanguardia