"Podemos y Escandinavia", Germà Bel

Podemos es el factor emergente en el debate político. Mucho comentarista acusa a esta formación de populismo económico; acusación estéril, porque la política económica española ya va sobrada de populismo. Antes, en los albores de la crisis, por conceder indiscriminados cheques bebé; ahora por recortar sin mesura recursos para servicios nucleares del bienestar, como educación y sanidad, mientras se preservan a resguardo de recortes áreas de los servicios centrales del Estado que cubren funciones mucho menos sensibles, sobre todo para las capas sociales más golpeadas por la crisis. Además, Podemos va alterando su propuesta económica, con una moderación progresiva que permite prever un programa electoral más moderado del que proponga el PSOE en las próxima elecciones. Al tiempo. Quizás por esto, Pablo Iglesias menciona el modelo escandinavo como su referente. La propuesta es interesante, y debemos suponer que no se refiere a gasto público récord, mucho déficit y deuda pública, porque en tal caso su modelo sería el francés, más que el escandinavo.

El gran atractivo de los países escandinavos es su alto grado de cohesión social, para lo que aplican políticas muy diferentes a las españolas. Aparte de su éxito en perseguir el fraude fiscal, la gran diferencia es promover mucha flexibilidad en los mercados. Sin ir más lejos, ¿se refiere Podemos a suprimir el salario mínimo por ley? No lo hay en Dinamarca ni Suecia (ambas con primer ministro socialdemócrata) ni Finlandia (con socialdemócratas en el gobierno). ¿O va a emular quizás su legislación laboral, caracterizada por la flexiseguridad, que responsabiliza al Estado de promover al trabajador en paro, en lugar de blindar el puesto concreto de trabajo? ¿Y qué decir de la desfuncionarización de empleos como el de profesor universitario en Suecia y Finlandia, mientras que las castas universitarias campan a sus anchas en las universidades españolas? Sorprende que un grupo de génesis universitaria no haya hecho reflexión alguna al respecto.

Cierto, no se puede copiar todo lo que funciona bien en otros modelos. Pero, igual de cierto, el éxito nórdico para lograr mayor cohesión social y más oportunidades se basa en combinar flexibilidad en los mercados con una buena política distributiva. Por eso es decepcionante que los términos monopolio, competencia y flexibilidad sean invisibles en la propuesta económica de Podemos.

A España le conviene un recambio de personal político, tanto por el mal desempeño económico como por la corrupción. Pero un simple reemplazo de personal político no mejorará las cosas, alivios justicieros aparte. Lo que España necesita es una reforma a fondo de sus instituciones. Y sorprende que Podemos, tan ácido en la crítica a "la casta", obvie cualquier crítica a las instituciones, cuya configuración vertical y propensa al control social promueve comportamientos de búsqueda de rentas y malas políticas. Pero quizás no se quiera debilitar aquello que tan sólo se aspira a ocupar y controlar. Ojalá 2015 nos traiga más y mejores precisiones, que nos permitan superar esta sensación de que, más que oposición a la casta, está emergiendo un grupo de opositores a casta.

30-XII-14, Germà Bel, lavanguardia