primera acción militar panárabe, bajo dirección saudí

La monarquía saudí solía tener aversión a los riesgos. Ayer, sin embargo, se puso al frente de una coalición militar sin precedentes, formada por diez países musulmanes, desde Marruecos a Pakistán, que van a luchar en Yemen contra los rebeldes hutíes, aliados de Irán.

La guerra civil en Yemen se convierte así en un conflicto internacional, el último frente de batalla entre suníes y chiíes, la rivalidad que está sacudiendo los cimientos del islam y hundiendo a Oriente Medio en un pozo de violencia y atraso.

La aviación saudí bombardeó bases militares y objetivos rebeldes en Sadá, Saná, Taiz y los alrededores de Adén. Sólo en Saná hubo 48 muertos. Esta ofensiva detuvo el avance rebelde y el puerto de Adén seguía anoche bajo control gubernamental.

El presidente Abu Rabo Mansur Hadi huyó de Adén el miércoles por la noche en barco y ayer llegó a Riyad. El sábado participará en una cumbre de la Liga Árabe, donde recibirá más apoyos.

La coalición árabe incluye cientos de aviones y decenas de miles de soldados. Arabia Saudí aporta 150 aviones. Los Emiratos Árabes Unidos, 30; Kuwait, 15, los mismos que Bahréin; Qatar, diez; Jordania y Marruecos, seis cada uno y Sudán, tres.

Egipto, Pakistán y Jordania ofrecen tropas para un ejército de 150.000 hombres. El plan es invadir Yemen por la frontera norte, desembarcar en los principales puertos del mar Rojo y el mar de Arabia, derrotar a los hutíes y reinstaurar a Hadi en el poder. Así, al menos, lo anunció el ministerio saudí de Defensa.

EE.UU., Gran Bretaña y Turquía apoyan a la coalición, una alianza que demuestra que los árabes, por primera vez, asumen su defensa sin injerencias de Occidente. Han bautizado la operación como Tormenta Decisiva, nombre que recuerda a la guerra del Golfo de 1991.

La advertencia a Irán para que deje de inmiscuirse en sus asuntos no puede ser más clara. Irán, que ayer exigió un alto el fuego, ha armado y entrenado a los hutíes. Estos son zaidíes, una rama del chiismo asentada en el norte de Yemen. Su modelo es Hizbulah, otro aliado de Irán.

En Oriente Medio, sin embargo, nada es lo que parece. Irán es un gran aliado de EE.UU. y muchos países árabes en la lucha contra el Estado Islámico en Iraq y Siria. Esta semana, además, negocia con EE.UU. un acuerdo nuclear que parece maduro y al que Riyad se opone frontalmente.

Por su parte, la misma Arabia Saudí y las monarquías del Golfo han financiado a los grupos yihadistas suníes de los que ha surgido el Estado Islámico, un dinero que, de una manera u otra, también ha ayudado a Al Qaeda, bien afincada en Yemen.

El conflicto, por lo tanto, se desarrolla a varios niveles y los que son aliados en un bando son enemigos en el otro. Su dimensión global es innegable: el precio del petróleo subió ayer un 6%.

El liderazgo de Arabia Saudí demuestra lo mucho que Egipto le debe. Sin su apoyo, el general Al Sisi no lo hubiera tenido tan fácil para dar el golpe militar que acabó con el gobierno de los Hermanos Musulmanes.

Omán, vecino de Yemen, es el único país del Golfo que ha preferido mantenerse al margen. En cambio, Sudán ha visto una gran oportunidad para rehabilitarse. El presidente Bashir ha cambiado la alianza con Irán por una con Arabia Saudí, que le ha prometido intermediación internacional para salir del ostracismo.

Todo indica que el conflicto será largo. "Sólo los muertos han visto el final de la guerra. Que Dios nos ayude", ha escrito el cineasta yemení Abdu Rahman Husein en su muro de Facebook.

27-III-15, Xavier Mas de Xaxàs, lavanguardia

Tras condenar enérgicamente la rebelión de los hutíes "contra el Gobierno electo de Yemen" que provoca "inestabilidad generalizada y caos", Estados Unidos ofreció "apoyo logístico y de inteligencia" a Arabia Saudí y los países del Consejo de Cooperación del Golfo "para defenderse de la violencia hutí", pero sin asumir "una acción militar directa". Con todo, el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) informó en un comunicado que se está estableciendo un "centro de planificación conjunta con Arabia Saudí" para coordinar el apoyo. De entrada, Estados Unidos se plantea colaborar con la fuerza aérea saudí poniendo a su disposición aviones espía y aviones de abastecimiento en vuelo. El NSC no descarta tomar las medidas que sean necesarias para impedir en cualquier momento que se lleven a cabo las constantes amenazas procedentes de Al Qaeda en la Península Arábiga. La rebelión de los hutíes está adquiriendo una dimensión global y no sólo por la amenaza que supone que Yemen caiga en manos de los yihadistas. Los rebeldes hutíes son de confesión chií y reciben apoyo directo de Irán, que se disputa la influencia en el mundo musulmán con las monarquías suníes del Golfo. Esto coincide con la fase final de las negociaciones para un acuerdo con la república de los ayatolás sobre su programa nuclear, tan deseado por Estados Unidos como combatido por Israel. Fuentes de la Administración estadounidense se apresuraron a asegurar ayer que la participación de Irán en Yemen no tendrá "ningún impacto" en las negociaciones sobre el acuerdo nuclear, dado que era una condición previa aislar estas negociaciones de cualquier otro asunto.

27-III-15, J. Barbeta, lavanguardia