¿porqué ha sido destituído Rodolfo Isasi, alto responsable de la Seguridad Nuclear?
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha destituido al jefe de área de experiencia operativa y normativa por oponerse a relajar la información sobre los incidentes que ocurran en las centrales nucleares. Rodolfo Isasi ocupaba su cargo desde hacía 27 años, y La Vanguardia del 5 de agosto dedicaba a la noticia el destacado espacio que corresponde a un episodio de este calibre. No obstante, la respuesta social ha sido inexistente, como si no concerniera a la salud y seguridad de la población.
Restringir la transparencia respecto de una industria tan sensible como es la energía nuclear no es sensato. Las plantas atómicas ya han sufrido tantos accidentes desde su instauración, que el ocultamiento de cualquier incidencia resulta inadmisible. El hecho de que una persona experimentada no acepte la manipulación que se le propone debería hacer pensar a la ciudadanía y conducir a la indignación. Si no ha sido así, quizá pueda atribuirse a que el calor de este verano empaña las mentes.
Ya es terrible tener que soportar que el Gobierno apueste más por la energía nuclear que por las renovables pese a contar con viento y sol infinitos. Lo es por el desprecio que significa hacia la no contaminación y por la indiferencia ante la cantidad de accidentes nucleares que han ocurrido desde que en 1954 se implantó en la Unión Soviética la primera central. La lista es exhaustiva, contando con catástrofes imposibles de ocultar como la de Chernóbil en 1986, con 200 toneladas de materia radiactiva lanzadas a la atmósfera y 100.000 muertos directos, o la más reciente de Fukushima, en el 2011, cuya gravedad fue elevada por la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial al mismo nivel que la de Chernóbil. En el inventario, excesivos accidentes menores, como el de Tennessee, EE.UU., que en 1979 contaminó a 1.000 personas sin que se notificara al momento; como el de Mihama, Japón, con cinco trabajadores muertos en el 2004; como otro más cercano, en Tricastin, Francia, que contaminó a 100 empleados en el 2008, y un largo etcétera que debería ser suficiente para desterrar una producción de energía intrínsecamente peligrosa.
Por todo lo dicho, merece ser aplaudida la negativa de Rodolfo Isasi a colaborar en el camuflaje de incidencias nucleares que nos atañen a todos, y merece la pena que la sociedad exija ya otra política energética.
14-VIII-15, Eulàlia Solé, lavanguardia
La verdad es que no tranquiliza nada lo que está ocurriendo en el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. Nada de nada. El pasado 27 de julio, día en el que el pleno tomaba la polémica decisión de autorizar la construcción del almacén nuclear en el municipio conquense de Villar de Cañas, era destituido de manera fulminante el que durante casi 27 años ha sido jefe de área de Experiencia Operativa y Normativa del CSN, Rodolfo Isasia. La causa hay que buscarla en su negativa a modificar la información que habitualmente se da sobre los incidentes ocurridos en las centrales nucleares. La opinión de la dirección es que muchos de estos avisos son irrelevantes.
Rodolfo Isasi, ingeniero de reconocido prestigio, se había opuesto radicalmente al nuevo sistema de información de los sucesos nucleares que merecen ser notificables por parte de las centrales para que lleguen a la opinión pública. La intención del director técnico -Antonio Muruera-, al promover el cambio, era reducir el número de esos avisos sobre incidencias de nucleares, al estimar que muchas de estas notificaciones son irrelevantes, según informan fuentes del CSN.
Pero otras voces en el CSN sostienen que eliminar determinados avisos notificables encaja bien con el interés de las empresas, que no desean verse continuamente en el candelero por la profusión de incidencias en que se ven envueltas, a veces de importancia (y otras, no). Esta reiteración de los avisos permite tener siempre un buen termómetro de la situación de las plantas atómicas. "Se nos llena la boca a la hora de hablar de transparencia y de información objetiva, pero a la hora de la verdad lo que nos piden es que no demos tanta información, que sea más laxa, por intereses privados", dicen fuentes sindicales. Isasia mostró su oposición al cambio de procedimiento y alertó de que las modificaciones que se quieren hacer en las guías de seguridad permitirán a las centrales no comunicar muchos sucesos que podrían ser graves. Ante la posición de Isasia, el director técnico del CSN, Antonio Muruera, impuso su destitución, ratificado por el presidente del CSN, Fernando Martí Scharfhausen. Fuentes de este organismo expresaron, sin embargo, su disgusto por el hecho de que el cambio de normativa no fuera votado por los cinco miembros del Consejo (bastaba la opinión de director técnico y la secretaria general).
Esta destitución se enmarca en la política de "ordeno y mando" instalada en el organismo competente en materia de seguridad nuclar y que relega el trabajo de los técnicos "si no van en la línea que la dirección quiere". Así lo indican los sindicatos -la Federación de Asociaciones de los Cuerpos Superiores de la Administración Civil del Estado (Fedeca) y el CSIF- que ya han enviado sus protestas a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y al ministro de Industria, José Manuel Soria.
A esta situación se suma el enfrentamiento existente entre el presidente del CSN, Fernando Martí Scharfhausen, con la consejera y ex ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, a cuenta de su voto en contra del emplazamiento del ATC (el único en contra, frente a los 4 a favor). Martí afeó en un comunicado que se hubiera publicado el contenido del voto particular de Narbona antes de haberse aprobado el acta. Martí votó a favor del ATC en Villar de Cañas, un emplazamiento en el que estuvo implicado cuando era secretario de Estado de Energía en el 2011.
5-VIII-15, C. López/A. Cerrillo, lavanguardia
El Gobierno destinará a la seguridad nuclear y la protección radiológica, a través del Consejo de Seguridad, un total de 46,46 millones de euros durante el 2016, según el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) presentado ayer en el Congreso de los Diputados. Esta cantidad supone una disminución del 0,1% en la asignación al organismo regulador atómico respecto a los presupuestos del 2015. El Gobierno central mantiene firme su postura de construir el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares y de hacerlo en Villar de Cañas. Los presupuestos recogen que la empresa pública Enresa invertirá durante el 2016 casi 140 millones de euros. La proyección para el 2017 es de invertir casi 300 millones de euros; casi 176 millones en el 2018 y 46 millones en el 2019.