morir por diez gramos de hachís (¡legalizadlo!)

El chaval no pudo soportar la vergüenza ante su madre y lo que dirían después en su pueblo. Fue una reacción instantánea. Corrió hacia la ventana y se lanzó al vacío, desde una altura de tres pisos. Nada pudieron hacer para salvarle. Tenía sólo 16 años.

En Italia ha sacudido las conciencias el caso de Giò (su nombre completo no se ha revelado), que se suicidó durante un registro policial en su casa, el lunes pasado, en la localidad de Lavagna (Liguria), en el norte del país. El muchacho había sido abordado poco antes, a la salida de la escuela, por una patrulla de la Guardia de Finanzas. Le encontraron poco más de diez gramos de hachís en el bolsillo. Giò, cabizbajo, confesó enseguida que guardaba más droga en su habitación. Cuando los agentes estaban en la vivienda se produjo el drama. Giò había discutido con su madre. En un arrebato, se tiró por la ventana. La madre, el padrastro y los policías asistieron impotentes al suicidio en directo.

Los tristes hechos han causado debate y polémica, además de la lógica consternación en la zona. Giò era un enamorado del fútbol, su gran válvula de escape. Jugaba como defensa central en el club En­tella, fundado por emigrantes que regresaron de Argentina. Su padre –separado de su madre– es periodista deportivo y portavoz del club. El cadáver de Giò lo amortajaron con la camiseta del Entella. Así lo vieron en el velatorio.

Según las declaraciones del padre y de otros familiares recogidas por la prensa, el chaval ya tenía problemas con la familia por las malas notas escolares. Su madre lo había castigado. El descubrimiento de la droga debió de agudizar la crisis interna de Giò. El padre se lamentó, durante el velatorio, de no haber sabido entender lo suficiente a su hijo y expresó la esperanza de que su drama sirva de ejemplo y ayude en otros casos similares.

Muchos se preguntan si son adecuados y necesarios los registros policiales en las casas de menores de edad, por el efecto que pueden tener, sobre todo cuando se trata de pequeñas cantidades de droga. Las fuerzas del orden, sin embargo, se dedican desde hace años a controlar fuera de las escuelas, para disuadir a los traficantes e intentar cazarlos.

El escritor Roberto Saviano publicó ayer un artículo en la portada de La Repubblica en el que, a propósito del caso de Giò, criticaba duramente la política antidroga que sigue el Estado italiano y abogaba sin ambages por la estrategia de la legalización de las drogas ­para acabar con el negocio de las organizaciones criminales.

16-II-17, lavanguardia