Taiwan, ¿de la soberanía a la secesión?
Hastiados de la presión ejercida por Pekín en los ámbitos militar, económico o diplomático, entre otros, decenas de miles de personas se manifestaron en Taipei para demandar una reforma legal que permita la celebración de un referéndum para determinar si Taiwán proclama oficialmente su independencia con respecto al territorio continental.
Según la Alianza Formosa, organización convocante, hasta 80.000 personas se citaron ante la sede del Partido Democrático Progresista –en el poder– con banderas y pancartas en las que se podía leer “¡Queremos un referéndum!” y “¡No a la anexión!”. “Ante la opresión china hay que decir un ‘no’ rotundo con un referéndum”, subrayó el ex secretario general del Consejo de Seguridad, Kang Ning Xiang, según la agencia Efe. Un sondeo de la Fundación Opinión Pública de Taiwán apuntaba en septiembre que un 36% es partidario de separarse por completo de China.
Desde que las tropas de Chiang Kai Shek se instalaran en la isla tras perder la guerra civil contra las fuerzas de Mao Zedong, Taiwán ha funcionado como Estado soberano de facto. Aun así, nunca ha declarado su independencia formal, algo a lo que Pekín se opone y a lo que ya ha avisado que reaccionaría utilizando la fuerza si fuese necesario. Para los analistas, la de ayer fue la convocatoria más concurrida desde que la dictadura del Kuomintang diera paso a la democracia hace más de dos décadas.
La campaña de hostigamiento de China hacia Taiwán se recrudeció con la elección en el 2016 de la presidenta Tsai Ing Wen, de la que Pekín sospecha que alberga intenciones secesionistas, aunque siempre ha defendido el statu quo por el que ambos territorios actúan de manera independiente sin que haya un reconocimiento legal internacional.
La tensión puede incrementarse en noviembre cuando, aprovechando que la isla celebra elecciones locales, se prepara un referéndum sobre si se cambia el nombre con el que sus deportistas participan en competiciones internacionales (Taipei chino) por el de Taiwán.