la ’ñ’ pone en peligro la unidad nacional
Los defensores de la identidad bretona frente a la implacable tendencia francesa a la uniformidad están de enhorabuena. Después de una larga batalla judicial, el tribunal de apelación de Rennes autorizó ayer que Fañch, un niño de 18 meses, pueda ver finalmente escrito su nombre tal cual en los documentos oficiales, con la tilde sobre la n –igual que la ñ castellana–, siendo fiel a la ortografía bretona.
La familia Bernard, que vive en la localidad de Rosporden, en el departamento de Finisterre, se ha salido con la suya. Su odisea lingüística comenzó cuando nació Fañch, el 11 de mayo del año pasado. El funcionario del registro civil de Quimper rechazó inscribir al pequeño según la grafía bretona. Pero la alcaldesa, Isabelle Le Bal, del partido centrista MoDem, le enmendó la plana al subordinado. Entonces intervino la Fiscalía, que salió en defensa del respeto de la lengua francesa como el idioma oficial y común de la República.
En la primera sentencia, del tribunal de Quimper, se dio la razón a la Fiscalía. Registrar un nombre con la ñ supondría “romper la voluntad de nuestro Estado de derecho de mantener la unidad del país y la igualdad sin distinción de origen”. Los jueces mencionaron nada menos que una ley del 20 de julio de 1794, decretada durante la época del terror, en plena revolución francesa. Otro argumento para prohibir la ñ fue una circular ministerial mucho más reciente, del 2014, en la que se establecía una lista de 16 signos “conocidos de la lengua francesa” , como el apóstrofe y los acentos, que pueden ser utilizados en el registro civil. La ñ no figuraba en esa lista. Las quejas de los políticos bretones para que se reparara esa discriminación cayeron en saco roto.
Sobre Fañch se pronunció el presidente regional, el socialista Loïg Chesnais-Girard, quien sostuvo que escribir el nombre en bretón “no pone en peligro la unidad del país, sino al contrario, aceptarlo es reconocer nuestra diversidad y reconocernos colectivamente”.
En la sentencia del tribunal de Rennes, que anula la decisión de la instancia inferior, se recuerda que la tilde “no es desconocida de la lengua francesa”, alude a varios diccionarios de referencia que la recogen, como el Larousse, y también a nombramientos del presidente de la República en el que se escribe la ñ de apellidos, cuando es el caso. El tribunal estima que si la tilde se utiliza en los apellidos, no tiene sentido prohibirla en los nombres de pila. “No puede haber un trato diferente, so pena de generar un trato discriminatorio”, concluyó la sentencia.