España, territorio mafioso (I)

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Nicola Gratteri vive con escolta desde hace 24 años. “Lo acompañamos hasta al baño”, comenta uno de sus guardaespaldas. Este fiscal está en primera línea en el combate a la ‘Ndrangheta, la mafia italiana más potente e internacionalizada, con tentáculos en los cinco continentes.

El magistrado Gratteri, que ocupa el cargo de procurador adjunto de la República en Reggio Calabria, es autor de varios libros sobre la historia y el funcionamiento de la ‘Ndrangheta. Viaja constantemente por el mundo para conocer sus conexiones y sus nuevas estrategias.

–¿Después de tantos años de lucha, cómo ve la situación?

–El partido está empatado (comenta con una sonrisa). No conseguimos ganarlo.

El fiscal está persuadido de que debería haber un esfuerzo integrado –penal, penitenciario, y educativo– para tener posibilidades reales de éxito. Una de las claves es la cooperación internacional, lastrada por legislaciones y sensibilidades muy diversas.

“La ‘Ndrangheta utiliza mucho España”, subraya el fiscal. Y pone mucho énfasis en que España es el país donde hay más billetes de 500 euros. “La moneda preferida por los narcotraficantes colombianos ya no es el dólar sino el euro –dice Gratteri-. Cada billete de 500 euros es equivalente a seis billetes de cien dólares. Ocupan menos espacio y son más fáciles de transportar”.

El fiscal no acusa de modo especial a España, sino que constata las diferencias entre Italia y otros países a la hora de perseguir a las mafias, y lamenta que la libertad de circulación y la supresión de fronteras en la UE hayan facilitado las cosas a la delincuencia organizada. “No hay un sistema judicial que sea proporcional a la realidad criminal”, alerta.

“Cuanto más vamos al norte de Europa, pero también en España y Portugal, a las mafias italianas les es más fácil moverse –advierte-. Los sistemas judiciales europeos son más garantistas y mucho más blandos y lentos que el italiano. Con frecuencia, los traficantes de cocaína italianos viven en Europa y en Sudamérica porque nadie los toca, nadie los controla”. “Si vas a Copenhague y les hablas de mafia, te dicen que les estás hablando de marcianos –agrega–. Y ellos (los mafiosos), se aprovechan de ello. Cuanto más al norte, menos cultura del control del territorio”.

Sobre España, que suele visitar en sus investigaciones, hace hincapié en que “es un país donde a menudo se producen las transacciones financieras”, una zona de tránsito en la que “se almacenan toneladas de cocaína” y donde las organizaciones italianas van a comprar a los colombianos. Obviamente, también sabe que ha sido un territorio de inversión de los clanes mafiosos, fenómeno que la crisis agudiza: “En este momento de crisis, en el que no hay dinero, los únicos que tienen dinero son los mafiosos. Es obvio que con este dinero compran todo lo que está en venta. Y así drogan el mercado y lo rompen”.

Entre las debilidades que detecta en otros sistemas europeos, Gratteri menciona la dificultad para realizar interceptaciones de comunicaciones y la imposibilidad de proceder a la detención retardada y la incautación retardada. “Si en España o en Holanda hay una persona que tiene un kilo de cocaína en casa, la policía española o la policía holandesa tiene la obligación de detenerla –explica–. En Italia, por el contrario, aunque yo sepa que aquella persona tiene un kilo de cocaína en su casa, puedo retrasar el arresto y la incautación de la droga, para así descubrir la red”. “En Italia queremos la gallina mañana y no el huevo hoy”, resume.

Y es entonces cuando Gratteri se anima a contar a La Vanguardia una anécdota muy reveladora. Hace un par de años, el fiscal viajó a Washington para interrogar al narcotraficante colombiano –de origen calabrés– Salvatore Mancuso, conocido como Mono Mancuso. Este personaje, con centenares de muertos en su conciencia, fue uno de los jefes del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Paralelamente amasó una fortuna con el tráfico de cocaína a gran escala, de la mano de la ‘Ndrangheta. En mayo del 2008 fue extraditado a Estados Unidos.

En su cárcel norteamericana, Mancuso confesó a Gratteri que pocos años antes había logrado enviar un total de 51 cargamentos de cocaína, entre 5.000 y 8.000 kilos cada vez, “a las costas del norte de España (probablemente a Galicia)”, usando unas lanchas especiales superveloces, de hasta 20 metros de eslora, con motores Rolls-Royce y enormes tanques de combustible que les permitían atravesar el Atlántico sin pararse. Y el fiscal concluye, todavía perplejo por lo que oyó: “Todas esas lanchas llegaron y nunca la policía española o la europea las detectó”.

La ‘Ndrangheta ha superado con creces a las otras dos grandes mafias italianas, la Cosa Nostra siciliana y la Camorra campana, por volumen de negocio y expansión internacional. Se debe, en parte, a su impenetrabilidad y a que ha habido muchos menos arrepentidos que han colaborado con la justicia. La ‘Ndrangheta se basa en fortísimos lazos familiares, vínculos de sangre, de fidelidad absoluta, que cuesta mucho romper. Surgió en los pueblos del macizo del Aspromonte, zona muy agreste e inaccesible –aún hoy las carreteras son infernales–, en el extremo sur de la bota italiana. De una organización delictiva agropastoril ha pasado a convertirse en una multinacional del crimen, eje del tráfico de cocaína global. Los enormes beneficios obtenidos se han invertido en toda Italia, el resto de Europa y del mundo. Su presencia se extiende de Canadá a Alemania, de España a Australia. “Actúa incluso en Suiza”, observa el fiscal Gratteri.

20-I-13, E. Val, lavanguardia

http://www.cn24.tv/news/62470/ndrangheta-dna-ha-supremazia-narcotraffico-in-europa.html